Orígenes de La Cirugía
La cirugía plástica es una de las más
antiguas prácticas de la cirugía. El papiro de Ebers (1500 a.c.) muestra que el
trasplante de tejidos era practicado por los egipcios en el año 3500 a.c. Los
Vedas, libros sagrados de la misma antigüedad, cuentan que tanto los colgajos
como los injertos eran conocidos en la India. En el siglo VII a.c. Susruta
describe unas técnicas para la reconstrucción de la nariz, oreja y labios que se
realizaban en la India 2500 años a.c. Era costumbre castigar a los prisioneros
de guerra, adúlteros y delincuentes con la mutilación de la nariz. La frecuencia
del procedimiento hizo que se desarrollase un ingenioso método de reparar tal
pérdida, que con algunas modificaciones, continúa utilizándose en nuestros días.
En aquel tiempo, los dedicados a tan habilidosa actividad eran los koomas o
alfareros, que poseían el secreto de la manipulación de los tejidos vivos. Con
la piel de la frente realizaban un colgajo, que giraban e incorporaban al resto
de la nariz existente. Cuando el extremo distal había "pegado" al lecho
receptor, seccionaban el pedículo y se devolvía el excedente a su lugar de
origen. De la India estos conocimientos se transmitieron a Persia y Arabia y más
tarde, a Grecia e Italia.
Los orígenes de la cirugía estética no son más recientes. Todavía es posible
encontrar civilizaciones que sobreviven en la prehistoria y en las que
descubrimos prácticas quirúrgicas primitivas cuya finalidad es el
embellecimiento. En ciertas tribus del Brasil consiguen la expansión del labio
inferior mediante la colocación de discos de diametro creciente aplicados a una
incisión realizada en el límite del vermellón del labio. En África y Oceanía es
frecuente la expansión del lóbulo de la oreja. Otras tribus africanas realizaban
cortes superficiales en la piel, que combinados, resultan en artificiosos
decorados gracias a la enorme tendencia que tienen las personas de piel oscura a
la cicatrización con queloide. La perforación de la nariz y de la oreja, no han
dejado de tener un cierto contenido estético aún en nuestros días.
En el siglo I, Celso, en su libro "De Medicina" escribe sobre el transplante de
tejidos. Galeno (S.I-II), médico griego emigrado a Roma daba instrucciones
precisas de como curar los defectos de la cara. Sus escritos unían la magia a
los conocimientos científicos. Con la caída del Imperio Romano Occidente perdía
estas prácticas quirúrgicas.